Medio hermana un drama teatral que reflota un suceso real de la historia mendocina

Diego Flores presentó su obra Medio Hermana en la Sala Cajamarca, mostrando una obra de teatro que invita a la reflexión. La Sala Cajamarca brindó el espacio perfecto para la exposición, permitiendo que misma se mostrara de una manera que resaltara su drama y significado de una manera intimista, que indagara sobre los sucesos acontecidos en la villa ubicada la ex Estación del ferrocarril Gral. San Martín.

Hacia finales de la década del 90 y principios del año 2000, el agravamiento de la crisis económica, impulsó a un gran contingente de familias a ocupar como vivienda la mayoría de las instalaciones ubicadas en el predio de la Estación Central de Mendoza (galpones, cocheras, garitas, etc.): el asentamiento habitacional Costa Esperanza es producto de dicho proceso de ocupación de tierra pública. En 2001, la Estación Central sufrió un terrible incendio que termina de desmejorar las condiciones de conservación del edificio hasta el punto de volverlo inutilizable.

El viaje de Diego Flores para escribir la historia de tres mujeres comenzó con inspiración y conceptualización. Le tomó una cantidad considerable de tiempo pensar en la idea de una obra que giraría en torno a la vida de tres mujeres, cada una con sus luchas y experiencias únicas. Flores quería crear una historia que resonara en el público y arrojara luz sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en situación de pobreza y vulnerabilidad en la sociedad.

La investigación y el desarrollo del personaje fueron componentes críticos del proceso de escritura de Flores. Esta investigación lo ayudó a dar forma a los personajes de la obra y le dio una comprensión más profunda de los problemas que enfrentan las mujeres en diferentes partes del mundo. Flores quería asegurarse de que los personajes que creaba fueran auténticos y se pudieran relacionar con el público, lo que requería una investigación exhaustiva y atención a los detalles.

Flores tardó tres años en completar el proceso de redacción y revisión. Pasó incontables horas escribiendo y reescribiendo el guión, tratando de capturar la esencia de los personajes y sus experiencias. Sin embargo, incluso después de completar el borrador inicial, Flores se dio cuenta de que era necesario reescribir el final, lo que le tomó tres años más para lograrlo. Este proceso de escribir y revisar fue una labor de amor para Flores, y estaba decidido a crear una historia convincente que resonara en el público y arrojara luz sobre las experiencias de las mujeres.

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