Al llegar al teatro independencia se podría apreciar la cola que se había formado, aunque faltaban pocos minutos para la función, aun la gente aguardaba por su entrada. En el ingreso personalmente Osjar Navarro Correa recibía a cada espectador, seguramente orgulloso de la gran obra que estábamos a punto de ver.
Comienza la primera escena, y se ven algunos cuadros de humor. En un destacamento bien pintado casi idílico en pleno verano, en un sentido casi paradójico, que denotara toda las manchas y el deterioro de las conciencias. Los actores con sus camisas mojadas nos meten en aquella claustrofóbica atmosfera que poco a poco se vuelva más densa y a punto de implorar, de toda la presión que va subiendo de nivel en cada nuevo acto.
Un policía con un arma acaso se convierte en una deidad que puede decidir sobre la vida y la muerte de cada persona, y no siente ningún tipo de infracción moral a sus actos. Algo así como que si se le debería pleitesía.Podemos ver el obtuso accionar de la subordinación y el encubrimiento.
El percutor de toda la acción son dos muertes, una vida que se fue sin juicio ni sentencia, y que fue ejecutada con una bala. Y otra que fue sesgada por la violencia de género reinante en nuestro país y en el mundo entero. La conciencia estalla ante los actos cometidos algunos piden ayuda para salir, otros solo quieren acabar de raíz con los involucrados y su entorno. En una anarquía en la que solo vale el ojo por ojo y el diente por diente, en un estado de carente de civilizacion.Lo poco que quedaba de aquel policía abatido por la culpabilidad murió con esa niña ensangrentada que vio ante sus ojos ? Con que se podrán pagar las culpas, y la pesada carga de los actos cometidos?
La corrupción y la violencia se verán reflejadas , con un gran trabajo de todos los actores mendocinos, en un escenario mítico de nuestra provincia. Sobre el cual se pueden ver el cuadro de San Martin y una virgen que son meros espectadores de lo que sucede sobre las tablas. En una forma vertiginosa y sin suspiro, y con momentos de tensión y angustia. Los sentimientos más viscerales se apreciaran y el contraste de clases, quien gana cuando todo se sale fuera de control. Víctimas y victimarios sufrirán de las consecuencias de sus acciones.
“… Desde entonces lo supe, Dios no hace que el mundo sea así, somos nosotros… ”
Crónica y Fotografía : Daniel Torrico
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