Un 22 sin balas

Las nubes oscurecieron la luna y las luminarias parecían mas brillantes. No sabía hacia dónde ir, me movía de un lugar hacia otro de la parada y veía como la gente se alteraba. La gorra que cubría mi cabeza hacia que mi cara pasara desapercibida ante las cámaras de seguridad, mientras percutaba una y otra vez el 22 en mis pantalones el cual no tenía ninguna bala.

No me había bañado en días y cuando me acercaba a las personas a pedirles dinero para cargar la red bus no me daban nada. Deseaba estar en mi casa cerca de mi vieja aunque el techo fuera de lona y el piso de tierra.
Lejos estaban las épocas donde podía bañarme con agua caliente y salir a correr con los amigos de la cuadra. Había tomado muy malas decisiones las drogas habían tomado el control de mi vida había perdido el trabajo, las amistades y mi casa.Solo una enfermedad me acompañaría para siempre.

Ya nadie me ayudaba, vivía como una rata. Mentí al decir que mi vieja estaba conmigo, es una mentira que me digo a mi mismo para poder seguir viviendo.

Encontré un cigarrillo en el piso de la parada sin terminar, lo tome y casi pierdo el equilibrio, hacia días que no probaba bocado. Las sobras de los locales de comida rápida me habían hecho mal. Me acerque a alguien y le pedí fuego, y comencé a fumar. Mientras pensaba a quien podía robar, sería el chico de mochila verde sentado en la parada, la chica con la cartera dorada. No paraba de moverme, mientras percutaba continuamente el arma en mis pantalones.

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