Confesiones de una carta perdida

He perdido amores, he perdido ilusiones, he perdido seres queridos, y he perdido una carta. Tengo la ilusión de algún día encontrarla. Comenzó como una obsesión en mi pre adolescencia. De alguna manera debía ser escrita o redactada, es que era la búsqueda de los colores de cuales yo carecía. Siempre me pregunto si estoy muerto o vivo. No logro comprender la realidad ni los sentimientos que esta esconde. Pero en esa carta de alguna forma todo fue revelado.

Se aferraba a mí como si supiera mi destino, y con sus ojos azules me observaba con amor y compasión y me sonreía, no imaginaba las razones, pero creo algo sabia sobre mí o sobre ella. De alguna  manera había vivido en el futuro y en el pasado pero igual había elegido este camino sin vuelta atrás, quizás solo quería aprender algo y retirarse para siempre.

Conduciendo frente a un campo de girasoles la observo y  mi vida parece completa, y algo que es parte de mí y de ella va creciendo en su interior, son flashes de los momentos que tuve en el fragor del día mas luminoso y como tal la noche seria así.

Aun recuerdo el ruido del obturador en mi cabeza, y ella vestida de blanco, nunca me miro a la cara como si tuviera miedo que pudiera capturar su alma, quizás hubiera deseado eso para vivir con ella colgada en un cuadro de mi habitación que ahora luce tan vacía.

La camisa que a ella tanto le gustaba ahora luce desgarrada, aun la tengo en mi habitación colgada en el ropero como un talismán que me vuelve a ella, como si nunca se hubiera esfumado. Con ella una parte que nunca encontraría fue descubierta como una alineación inusitada de coincidencias se enamoro de mí, pero no puedo decir lo mismo de ella, es algo más. Mis emociones limitadas a la tristeza, furia y alegría, se encontraron con algo más y como una entidad irresoluta se encamino a guiarme en una senda que nunca había transitado. Así que cuando se fue, perdí el control, y en una cadena de sucesos por muy poco yo también casi desaparecí.

Dije que casi desapareci, cuando llego la noche me despojo de todo de mis tesoros, ella se fue una madrugada aun recuerdo cuando me llamaron en lo profundo de la noche. Me recuerdo conduciendo, entrar en una habitacion y verla despojada de toda movilidad y de toda su energia, el calor de su mano y de su rostro. Y tambien a Mariela que nunca la pude ver llorar ni cambiar sus pañales, enseñarle a decir sus primeras palabras y escucharla pronunciar por primera vez la palabra papa.Solo pude despedirme con un beso en la frente y sali corriendo, y corri y camine, no quise enfrentarme a eso, no quise aceptarlo. Y ahora frente a un campo de girasoles como los de aquel viaje muy cerca de villa mercedes escribo esto, para que algun dia pueda ser leido y sepan que es lo que me hizo tomar esta decision. No quiero que me entierren solo desearia que me cremen y que las cenizas sean colocadas al lado de la que alguna vez ame, y si eso extraño que senti fue lo mas cercano al amor que pude experimentar.

Vivo en esa carta escrita a mano tirada sobre el campo de girasoles, y la veo deshacerse con el tiempo hasta que al fin no queda nada, solo mi alma y como castigo inusitado solo pude quedarme alli, y ver como los girasoles crecen y son cosechados, una y otra vez y como un espantajaros invisible los protego y los veo moverse siempre mirando al sol, como yo lo hacia y siempre miraba a Agustina, mi unico amor.

Daniel Adrian Torrico:
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