Personalmente me encanta el Teatro del Absurdo, para aquellos que no lo conocen, explicando rápidamente se podría decir que el Teatro del Absurdo, se caracteriza por tramas que parecieran no tener un significado o sentido claro, con diálogos o situaciones que se repiten, que podrían asemejarse a los sueños, pero que en el trasfondo cuestionan al hombre y a la sociedad.
“Las Visitas”, obra escrita por Jorge Palant, director, dramaturgo y psicoanalista, es una pieza hermosamente absurda que pude disfrutar hace una semana en el Teatro Cajamarca.
Bajo la dirección de David Maya, Maximiliano Correa, Claudia Polo y Laura Martin nos compartieron por un poco menos de una hora una obra plagada de texto, y significación.
El personaje masculino, oficiaba de tramoyista del teatro, al cual asistíamos a ver la obra y dirigiéndose directamente al publico nos hacia entender que lo que veríamos era solo actuación, Es teatro…
Los dos personajes femeninos nos relataban las historias de sus vidas, mientras que nos dejaban entrever una tensa relación entre Ama y Sirvienta que por momentos se nos hacia sonreír, pero estaba cargada de sometimiento y mutua dependencia.
Mientras que la historia se sucedía la Señora y su Criada iban realizando visitas a distintos médicos, mostrándonos detalles de su relación, la soledad de la Ama, un matrimonio quebrado, adicción a los médicos y una dependencia directa hacia su criada. A su vez ésta también evidenciaba depender de ella, y a pesar de sus solapadas agresiones, la toleraba.
Las dos mujeres se mantuvieron durante toda la obra sobre un dispositivo escénico circular en el que iban y venían, lógicamente significando el círculo vicioso en el que se encontraban. Pasando una y otra vez por una puerta que aunque cambiara de lugar siempre representaba lo mismo, las visitas múltiples que ellas iban relatando.
Fue una obra corta e interesante con actuaciones prolijas que mantuvieron al espectador continuamente atento.
Como les decía adoro el teatro del absurdo porque que considero que la vida lo es, muchas veces somos esas dos mujeres en relaciones codependientes y cíclicas, muchas veces somos visitas indeseadas, o las recibimos, con tal de no soportar nuestras soledades. Y es en esa absurdidad cotidiana en donde encontramos puertas que tocar, y que cerrar.
Una obra de texto, con hermoso vestuario y luces, una obra con tintes humorísticos para disfrutar, una obra que nos demuestra que no estamos solos en la absurdidad de la vida.