El evento cultural inició este martes a las 20 hs en el Teatro Independencia. Las butacas casi no alcanzaban para todo el público.
Como estaba previsto, Brassas y La Moladora, junto a Aníbal Villa y María Pereira, fueron los encargados de iniciar esta gran fiesta, con una interesante intervención musical y teatral, mezclando vientos y percusión.
Pasadas las 21, la Murga La muy guacha, se hizo presente en escena con su obra “Piratas de la realidad. Navegando desiertos”, que duró casi una hora y media.
La obra cuenta la historia de 19 piratas que van en viaje por el océano. Con sus coloridos y extravagantes trajes, y sus voces resonantes, los artistas utilizaron el arte como una expresión de las denuncias sociales de coyuntura: la corrupción política, los bajos sueldos docentes, la violencia machista.
También tocaron temas como el lenguaje inclusivo y la famosa ley de ESI (Educación Sexual Integral). Uno de los momentos más emotivos fue cuando la Murga alzó la voz por el agua de Mendoza.
“Ser pirata de la realidad. Vivir de manera intensa e infinita”, es quizá la reflexión más bonita que se llevó el público.
Por otro lado, en la Sala Ana Frank, se presentó la obra “Nada del mundo es real”, de Estefanía Ferraro.
Una obra íntima, que va haciendo pasar al espectador por distintas emociones: de la incertidumbre al miedo, del miedo al amor, del amor a la desesperanza.
Dos artistas en escena y una vaga ambientación, conforman el espectáculo que cuenta la historia de una mujer y un varón, que se encuentran en una realidad que no saben si existe o si es una ilusión.
La obra duró cerca de 45 minutos, y la sala también estuvo llena de espectadores.