Una noche para la historia: La Beriso celebró una década de rock y emoción en un Arena Maipú vibrante

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Las banderas flameando en el campo, el eco de los cantos previos y esa electricidad inconfundible en el aire solo podían significar una cosa: La Beriso estaba de regreso en Mendoza. El pasado sábado 9 de agosto, el Arena Maipú no fue solo un estadio, fue el epicentro de una misa rockera, una celebración de pertenencia y, sobre todo, un viaje en el tiempo a una colección de canciones que se convirtieron en la banda sonora de miles de vidas.

“Historias”, el Corazón de la Noche
El motivo de la cita era tan claro como potente: celebrar la primera década de “Historias”, el disco que en 2014 los catapultó desde el circuito under a los estadios, convirtiéndolos en uno de los fenómenos más grandes del rock argentino contemporáneo. Por eso, cuando Rolo Sartorio y compañía comenzaron a desgranar las canciones de ese álbum icónico, el show se transformó en un ritual.

Escuchar el rugido de miles de gargantas en el estribillo catártico de “Traicionero” o la melancolía compartida de “No me olvides” no fue un simple acto de nostalgia. Fue la confirmación de que esas canciones ya no pertenecen a la banda, sino a la gente. Se han convertido en patrimonio de su público, que las canta como propias, con la garganta rota y el corazón en la mano. Temas como “Madrugada” y “Cómo olvidarme” completaron un bloque que fue el núcleo emocional de la velada.

Un Repaso por una Carrera a Puro Rock and Roll
Pero la noche fue mucho más que un álbum. La Beriso planteó un recorrido generoso y contundente por toda su carrera, demostrando que su cancionero está repleto de himnos. No faltaron clásicos de otras épocas que encendieron el pogo y la emoción, desde sus temas más rockeros hasta las baladas que se han vuelto infaltables en cualquier fogón.

El setlist también incluyó paradas en trabajos más recientes, demostrando la vigencia de su mensaje. La interpretación de “Coraje” (Giras y madrugadas, 2019) funcionó como una inyección de fuerza y resiliencia, un momento en que la música se convirtió en un abrazo colectivo y un recordatorio del aguante que caracteriza tanto a la banda como a su gente.

Rolo y la indestructible “Familia Berisera”
Si hay algo que define a La Beriso es la comunión indestructible con su público. Y en el centro de todo, Rolo Sartorio. Lejos de la pose de una estrella de rock inalcanzable, Rolo se para en el escenario como lo que es: un portavoz de sentimientos, un cronista de historias cotidianas de amor, pérdida y lucha. Cada palabra, cada gesto, es recibido por la gente como un mensaje honesto y directo.

Y abajo, la “familia berisera”, ese público heterogéneo donde conviven grupos de amigos, parejas y padres con sus hijos, todos unidos por las mismas banderas y las mismas canciones. El Arena Maipú fue un reflejo de esa diversidad, un espacio donde el rock and roll funcionó, una vez más, como un poderoso punto de encuentro.

En definitiva, La Beriso no solo celebró un aniversario. La banda demostró que su rock, crudo y sentimental, sigue siendo un refugio y una voz para miles. Fue una celebración de diez años de historias que, a juzgar por la pasión del sábado, seguirán escribiéndose por mucho tiempo más.

Daniel Adrian Torrico
Daniel Adrian Torrico: