Noche épica en el Gargantini: con garra y uno menos, Independiente Rivadavia bajó a Argentinos y desató la locura

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Mendoza se vistió de fiesta y coraje. En una noche cargada de dramatismo y fútbol, Independiente Rivadavia consiguió un triunfo memorable por 2 a 1 frente a un duro Argentinos Juniors. El partido, válido por la séptima fecha del Torneo Clausura Betano 2025, no fue solo una victoria: fue una demostración de carácter, un pacto de resistencia entre jugadores e hinchas que transformaron el estadio Bautista Gargantini en una fortaleza inexpugnable, sobre todo cuando el equipo debió jugar con un hombre menos durante casi media hora.

El encuentro fue un torbellino de emociones desde el primer minuto. La Lepra, dirigida por Alfredo Berti y necesitada de una victoria tras tres partidos sin sumar de a tres, salió a comerse la cancha. Y vaya si lo hizo. A los 5 minutos, tras un rebote en el área chica, Fabrizio Sartori demostró su olfato de goleador y empujó la pelota al fondo de la red para el 1-0, haciendo estallar a la popular.

La alegría, sin embargo, duró poco. Argentinos Juniors, fiel a su estilo de juego, respondió con calidad. A los 10 minutos, un ex Godoy Cruz, Hernán López Muñoz, silenció momentáneamente al estadio con una definición de gran jerarquía tras una media vuelta dentro del área para poner el 1-1. Pero la Lepra no estaba dispuesta a sentir el golpe. En una ráfaga de fútbol, a los 17 minutos, un pelotazo largo encontró una corrida heroica de Matías Fernández, quien tras casi 50 metros de carrera definió con firmeza ante el arquero para devolverle la ventaja a los locales y sellar el 2-1 que sería definitivo.

El corazón en la mano: aguantar con diez
Cuando el partido entró en su etapa de definición, llegó el momento que cambiaría el guion. A los 18 minutos del segundo tiempo, el defensor Leonard Costa vio la tarjeta roja directa, dejando a Independiente Rivadavia con diez jugadores y un panorama complejo por delante.

Lejos de derrumbarse, el equipo mendocino se agigantó. Lo que siguió fue un ejercicio de resistencia, solidaridad y fervor. Con el aliento incesante de su gente, la Lepra se replegó, multiplicó esfuerzos y defendió el resultado con uñas y dientes. Argentinos Juniors, con la ventaja numérica, se adueñó de la pelota y asedió el área local, pero chocó una y otra vez contra una defensa férrea y las manos seguras del arquero Ezequiel Centurión, quien se erigió como una de las figuras de la noche.

Cada quite, cada despeje, era celebrado como un gol en las tribunas. El pitazo final del árbitro Facundo Tello desató el delirio contenido. Jugadores desplomados en el césped por el esfuerzo, abrazos interminables y una ovación ensordecedora de los hinchas que reconocieron la entrega de su equipo.

Con este resultado, Independiente Rivadavia no solo cortó la mala racha, sino que alcanzó los 8 puntos en la tabla, igualando la línea de Argentinos y, lo más importante, se inyectó una dosis de confianza fundamental para soñar con la clasificación a una copa internacional. Fue, sin dudas, una de esas victorias que valen más que tres puntos y que quedan grabadas en la memoria del hincha.

Sergio Geri's: