El viernes pasado en la Sala Cajamarca, se dieron cita además del público, seis actrices y dos directoras que nos ofrecieron “Inventario de un Jardín que Arde”, propuesta teatral íntegramente realizada por mujeres.
Al llegar observé que mayormente el público era femenino, no me sorprendió, así somos las mujeres, pero luego de ver la obra pensé, ojalá fueran los hombres los que la vieran.
Al ingresar a la sala nos recibieron seis actrices quienes presentaron el espectáculo, y de alguna forma relataron lo que veríamos luego. Una dramaturgia grupal mixturada con textos de cuentos clásicos como Barba Azul, creo yo basada en la versión que encontramos en “Mujeres que corren con lobos” de Clarissa Pinkola Estes, Así como también un profundo texto de Sarah Kane, de la obra Crave… utilizado como carta de unos de los personajes.
La obra expresa lo que nos pasa como mujeres, aquellas cosas que escuchamos y aprendemos desde que nacemos hasta que morimos, desde las situaciones más simples hasta las más complejas y dolorosas. El amor, el arte, la vida, la banalización de nuestros cuerpos y la violencia.
Objetivamente observé muchas diferencia de experiencia entre las actrices y que de alguna forma se esbozaron muchos temas de manera simple sin la profundidad que yo hubiera esperado, conforme a la la importancia de lo que decían. Pero noté también que esa simpleza hizo más ágil la descodificación para el público, que creo, se sintió cercano y movilizado.
Rescato la feminidad en la elección de la Música, los detalles de vestuario y utilería fueron interesantes y cuidados, y los recursos técnicos que lograron crear junto con las luces los ambientes deseados.
Resumiendo es un trabajo teñido de feminidad de pies a cabeza, interesante y agradable de ver, con toques de humor y al mismo tiempo reflexivos. Obra para ver de a dos, con alguno de los hombres que nos rodean. O para disfrutar en soledad… con todas las que nos rodean.
Fotografia : Paola Alonso